En Honduras y el mundo hoy es el día para hablar del cáncer de mama, de la lucha contra la enfermedad, de cómo impacta y cambia vidas y cómo se puede prevenir.
En el hogar de Wendy, hoy, este mes y todos los días desde hace siete años, es el tema habitual de cada hora, cada minuto y segundo.
Wendy Yissel Moreno acaba de cumplir 44 años y desde que tenía 37 esta enfermedad ha estado presente en su vida, en la de su esposo Gerardo Herrera y en la de sus tres niños: Mía Isabella, Sofía Abigaíl y Leandro Valentín.
Lastimosamente ese cáncer que comenzó como pequeños e imperceptibles bultitos resultó ser de los más agresivos. Le llaman triple negativo y de un seno se pasó al otro y obligó a la mastectomía doble, pero no se detuvo ahí.
Con los meses hizo metástasis en un pulmón y cuando ya se creía tratado, escaló, otra vez, meses después, al cerebro. Hoy libra una nueva batalla, busca nuevas opciones y otras opiniones médicas, porque quiere vivir para amar más y mejor a su esposo, a sus niños, a su familia y a todos los que la rodean y la impulsan.
Sentada en la sala de su bello hogar al sur de San Pedro Sula, Wendy se rodeó de su amado Gerardo y sus pequeños para contar a LA PRENSA Premium su historia, luchas, sus miedos y sueños, pero sobre todo para invitar a las hondureñas a tocarse, a no confiarse y a prevenir el desarrollo de esta terrible enfermedad.
Se ganó una promoción
Asidua a participar en cuanto promocional le aparece en las redes sociales, allá por 2018, Wendy se ganó una revisión mamaria en un reconocido hospital de San Pedro Sula que le cambió la vida.
Con hablar pausado y una serenidad que solo cabe en alguien con su espíritu y fortaleza, nos abrió su corazón.
“La verdad, mi intención es concienciar a esas mujeres a que se revisen. No dejen a un lado o para más tarde el hecho de decir ‘tengo una pelotita aquí o me duele aquí’. Aunque a mí no me dolía nada y en ningún momento me apareció alguna pelotita, llegué al diagnóstico porque simplemente me gané un paquete (promocional) en Cemesa. Me lo hice y ahí me dieron la noticia de que tenía que revisarme porque tenía pequeños bultos en las mamas. Entonces, ya a raíz de eso, pues ya era un llamado a hacerme un estudio más profundo. Y aunque en otros exámenes no me salía nada, me sometí a un estudio USG ultrasonido, y ahí sí, ya salió pues que tenía que empezar el progreso. Y hasta el sol de hoy, aquí estoy. Lamentablemente en 2021 avanzó. Recuerdo que primero solo me tomaba una pastilla, pero avanzaba más y había que hacer las quimioterapias”.
Con entereza y apoyada en el hombro de su amado por la debilidad que le han dejado los nuevos medicamentos para tratar las cuatro convulsiones que le dieron justamente el día que recibió el diagnóstico de que el cáncer estaba en su cerebro, Wendy aconseja que si tras revisarse se descubre que el cáncer está presente, lo que toca es enfrentarlo.
“Las incentivo a que no lo dejen avanzar, esas pelotitas que no duelen, que se mueven hay que hacerles caso. Hagamos los estudios y si nos toca, pues enfrentémoslo. Porque difícil es, a nadie le voy a decir yo, no, no duele, es facilito. Vieran que no, al contrario. Una quimioterapia duele, la siguiente duele más, pero lo que sí tenemos que hacer es cuidarnos. Cuidémonos con la alimentación, pero aún así, solo Dios sabrá. Esto es como una ruleta, diría yo, porque hay gente que sí, hay gente que no, hay familias que sí, hay familias que no. Aquí estoy yo desde 2018 contando mi historia y ahora diciéndoles que se cuiden, que se cuiden, que coman bien, aunque eso no es lo que nos va a salvar del cáncer, no es así”.
Se pregunta ¿por qué?
Aunque los cánceres en las mamas y pulmones fueron duros y los sobrellevó, el cambio sobre como se siente hoy con la noticia de la presencia del tumor en el cerebro ha sido drástico.
“Es una ruleta, es que no entiendo. Yo todavía me pregunto y hay días que le pregunto al doctor, pero, ¿por qué? O sea, ya me quité las mamas. Ya hice el proceso de las 13 quimios del pecho, cuatro quimios más para que el avance no siguiera. Y más bien continuó al cerebro. Y la verdad, hoy sí me preocupo porque, o sea, siempre me he preocupado, pero en el cerebro… es un órgano que no sabemos ya que ramas tomará”.
Antes de que el cáncer regresara, Wendy quería retornar a trabajar. Mucho antes de 2018 laboró como recepcionista, pero luego se dedicó a cuidar de su familia.
Esos planes que tenía se vinieron abajo con la nueva noticia. “Cuando hablan del cerebro ya uno considera igual la muerte. Entonces uno se asusta. Se lo he dicho claro al doctor. Yo estoy súper asustada. Súper, súper asustada. Y le he dicho: ‘Yo quiero que usted me diga a mí qué va a suceder’. Y él me responde: ‘¿Cómo decírtelo Wendy? Si lo que va a pasar solo Dios lo sabe. Lo único que te puedo decir es que confíes en Dios, que mires a tus hijos, a tu esposo. Que mires adelante, mira la escuela, piensa en tu familia, que los veas crecer y que sigas confiando porque Dios nos ha traído hasta aquí’, cuenta buscando con su mirada todavía esas respuestas.
Señala que ha sido tal el impacto y el miedo que tiene ahora que hasta la forma de asimilar este nuevo proceso cambió.
“He dicho, por qué tenía tanta confianza. Porque antes solo venía, me hacía la quimio, me aplicaba el medicamento y me venía para la casa y ya. A mí me pasaban los efectos de la quimio, que no eran fáciles y continuaba. Y lo sentía fácil, pero esta vez no”.
No siempre se es fuerte
Sin lugar a dudas, Gerardo Herrera ha sido el principal soporte de Wendy. Como el maravilloso esposo que es, la apoya en cada paso y ese amor incondicional que le profesa, se ve en su mirada, en como le habla y la cuida.
Una pregunta sobre cómo ha enfrentado esta dura prueba por ella y sus hijos lo hizo derrumbarse.
Ahogado por un doloroso llanto, toma aire y un poco de agua para hablar como un hombre que ama y protege de verdad. Y es justamente Wendy la que le ayuda a consolarse y le da paz.
“Jamás, jamás me imaginé que le iba a pasar algo así a mi familia. Cuando uno se casa con alguien es para toda la vida, no para ver a una persona sufrir…
Han sido tiempos muy difíciles. Me mira todo grandote, todo serio, pero estas son cosas que siempre lo derriban a uno. No tienen vuelta. Además, ha sido un proceso muy difícil. Siempre hemos estado pendientes de ella y más ahorita que le subió al cerebro, sí es más delicada la situación. Pero… siempre estamos confiando en Dios y orando, pidiéndole un milagro de sanación, porque es lo último que se pierde: las esperanzas. Y sí, ha sido complicado tanto en la parte económica, como en la de los procedimientos, los efectos que causa en ella… ha sido difícil”.
Conociendo el verdadero valor de la familia y la importancia de tener salud, don Gerardo también comparte un mensaje directo, directo a la conciencia.
“Si usted tiene su pareja, sus hijos y su familia sana tiene bastante. Tiene suficiente.
Si usted tiene sus brazos, sus piernas, manos y puede ver, hablar, comer tranquilo o salir, no se preocupe por el carro nuevo, no se preocupe por banalidades. No pelee por cosas que no ocupan. Sí se tiene que perseverar como persona y alcanzar objetivos y metas es indiscutible, pero no se angustie por cosas que a la larga le pueden provocar una enfermedad, algún derrame o una discapacidad. Trate de vivir saludablemente, comer, hacer ejercicios y disfrutar la familia. No se ahoguen en banalidades”, recomendó.
Don Gerardo, quien recién perdió a su madre a causa de un accidente cerebrovascular, vive la angustia de no saber lo que pasará si Wendy llegara a faltar.
“Ella murió en febrero de este año y aunque tengo 50 años, siento que por ratos me rompo recordando a mi mamá. Mis hijos, dentro de su niñez, han sido algo maduros en cuanto a absorber y saber interpretar el tiempo de las medicinas y todo lo que pasa. Ayudan a la mamá. Nos hemos conformado en un equipo”, dijo.
Instó a los políticos a que se preocupen por crear un hospital especializado para pacientes con cáncer y no un centro de salud o un área dentro del mismo Seguro Social o dentro de los hospitales. “Un hospital oncológico para el pueblo, especializado”, dijo.
No sé si tendré más tiempo…
Con el fin de buscar ayuda para Wendy en este nuevo proceso que enfrenta y debido a los altos costos para tratar el cáncer, aunado a la necesidad de buscar más ayuda y segundas opiniones, planean viajar a El Salvador.
Para poder hacerlo necesitan al menos 60,000 lempiras y para lograr reunir la suma hacen rifas. Para este domingo (2o de octubre) piensan sortear una freidora de aire para poder captar recursos.
“Queremos ayuda con el tratamiento y buscar otra segunda opinión. Ahorita precisamente se encuentra mala la máquina de resonancia magnética. Por cierto, señora presidenta (Xiomara Castro), tres años ya mala esa máquina. Es ingrato la verdad, y mucha gente la necesita”, expresó Wendy. Por esa razón, ella tuvo que pedir un préstamo de 8,000 lempiras para poder hacerse la tomografía y no se hizo otro porque sale más caro.
“Nos dicen que la pueden mandar a hacer, pero hay que esperar un tiempo. Y ahorita esperar… no sé si yo voy a poder esperar. La verdad, yo creí más bien que ya no iba a llegar a estas fechas, pero gracias a Dios aquí seguimos y aquí estamos todavía. Dios ha hecho posible que lleguemos hasta aquí. Yo le he dicho (…) disfrute. Al llegar a su casa, en vez de ir a ver televisión o acostarse, mire a sus hijos, pregúnteles cómo les fue en la escuela, qué hicieron, guarde aquellos recuerdos…”, es el consejo que comparte Wendy.
Ayude a Wendy
Rifa de un televisor de 40 pulgadas para cubrir gastos del tratamiento.
El costo es de L100 y el sorteo será el 29 de octubre: escríbale para apoyar al celular: 9712-2982
Cuentas
Si quiere ayudarla ha puesto a disposición las siguientes cuentas de ahorro:
Wendy Moreno 20001114794 /BAC
Gerardo Herrera 200900950/BAC
Leandro Herrera 21-001-054335-0/Banpaís