Javier Marín Gonzáles, un hondureño residente en Oakland, se convirtió en uno de los objetivos más buscados por las autoridades estadounidenses, se le acusa de operar en la distribución de fentanilo en el barrio de Tenderloin, San Francisco, California.
Según la investigación, Marín Gonzales viajó regularmente al área de la Bahía para vender la droga en uno de los puntos más conflictivos de la ciudad, conocido por ser un centro de tráfico de estupefacientes.
Su red de distribución lo llevó a la mira del FBI y la DEA, que trabajaron en conjunto con las autoridades hondureñas.
De esta manera, aseguraron la captura y extradición, marcando un nuevo golpe al narcotráfico internacional.
El 23 de octubre de 2024, a Javier Marín lo extraditaron a Estados Unidos para enfrentar cargos de tráfico de fentanilo, según la acusación del 2 de agosto de 2023.
Las autoridades federales señalan que Marín-Gonzales distribuyó la peligrosa droga en tres ocasiones distintas, operando en el vecindario de Tenderloin.
La investigación que condujo a su arresto forma parte de un esfuerzo coordinado para desmantelar redes de narcotráfico que operan entre Honduras y California.
Este caso involucró a varios acusados de la región de East Bay que, según las autoridades, viajaban a San Francisco para traficar drogas.