Los migrantes hondureños en Carolina del Sur aguardan con ansiedad y expectativas el resultado de las elecciones en Estados Unidos.
Para muchos, estas elecciones son mucho más que un cambio de liderazgo; son una decisión que podría marcar la permanencia o el retorno a un país del que partieron buscando un mejor futuro.
En barrios y vecindarios de al menos 11 ciudades de Carolina del Sur, los hondureños se encuentran divididos entre la esperanza de una administración que les brinde respaldo y el miedo a una presidencia que podría amenazar su estabilidad en el país.
“Estamos preocupados. Venimos aquí para sacar adelante a nuestros hijos, y una decisión política podría derrumbar nuestros sueños”, comenta Karla Patricia Hernández, originaria de Olancho.
Entre el temor a la deportación y el sueño americano
Para muchos migrantes, la posibilidad de una victoria de Donald Trump representa una verdadera amenaza.
Su retórica contra los migrantes y la promesa de políticas estrictas de deportación despiertan el temor en quienes construyeron una vida en Estados Unidos.
Karla, al igual que muchos, siente que el panorama cambiaría drásticamente si Trump vuelve al poder.
“Todos nos vamos de patitas para Honduras porque él ha dicho que si gana, deportará a los migrantes. Hay preocupación en la comunidad hispana por el resultado de estas elecciones”.
La angustia es compartida por Sarahí Maldonado, de Ocotepeque, quien lleva cuatro años en Estados Unidos y teme que sus hijos, nacidos en este país, no sean reconocidos como ciudadanos bajo una administración hostil.
“Trump ha dicho que no los va a tomar en cuenta, eso es lo que nos preocupa. Vivimos aquí, tenemos una vida aquí, pero parece que siempre estamos al filo de la incertidumbre”, explica Sarahí, quien añade que el racismo y las políticas migratorias restrictivas son una constante que deben enfrentar diariamente.
Sin apoyo de su propio país
Además de las dificultades que enfrentan en Estados Unidos, los migrantes hondureños también sienten una falta de respaldo por parte de las autoridades de su propio país.
Sarahí cuenta su experiencia con el consulado hondureño en Charlotte, Carolina del Norte, donde intentó obtener ayuda para renovar su pasaporte y tramitar su identidad.
“Hace seis meses perdí mis papeles. Fui varias veces, me dan cita, pero los documentos no me los entregan. Es desesperante. Esa es la muestra del poco apoyo que tenemos de nuestro gobierno”.
La frustración por la falta de respuesta de las autoridades hondureñas es una herida abierta en esta comunidad, que se siente desamparada tanto en el país que dejaron como en el que ahora habitan.
“Sin documentos, estamos a la deriva. Y si no contamos con el apoyo de nuestro consulado, ¿qué podemos esperar en momentos tan inciertos como estos?”, lamenta Sarahí.
Un voto que define su destino
A pesar de los retos y las dificultades, muchos hondureños en Carolina del Sur tienen la esperanza de que el resultado de estas elecciones pueda traer consigo un cambio positivo.
Para ellos, una victoria de Kamala Harris simboliza la posibilidad de políticas migratorias menos restrictivas, de un país en el que sus hijos puedan crecer y cumplir sus sueños sin el temor de ser deportados.
Este 5 de noviembre, la comunidad hondureña estará atenta a cada actualización del proceso electoral.
En casas, iglesias y reuniones familiares, los migrantes hondureños se reunirán para seguir de cerca cada paso de las elecciones, conscientes de que su destino podría cambiar drásticamente en cuestión de horas.
La comunidad migrante hondureña en Carolina del Sur sueña con un Estados Unidos donde puedan pertenecer y crecer sin temor.
Independientemente del resultado, saben que deberán seguir luchando para encontrar su lugar en un país que a veces los rechaza, pero que aún representa una esperanza para sus hijos.
Porque para ellos, quedarse significa luchar por el derecho a construir una vida digna, un anhelo de pertenencia que no se desvanece con una elección, sino que se fortalece ante cada obstáculo.