Una joven de 19 años, quien sufrió un aborto espontáneo, vivió una tragedia adicional cuando los médicos, en un acto considerado insensible, arrojaron el feto a la basura en lugar de darle un trato digno, según denuncian los familiares de la mujer.
El incidente ocurrió en el Hospital General Atlántida, en La Ceiba, Atlántida. La joven, primeriza, llegó al hospital procedente de Sonaguera, Colón, en el Caribe de Honduras, tras presentar complicaciones en su embarazo.
«A mi hija se le murió el bebé dentro de su vientre, los médicos le pusieron suero abortivo y lo sacaron en este hospital, pero lo tiraron como estiércol al basurero. Ellos tenían que darme a mi nieto porque estaba bien formado», expresó llorando la madre de la joven, quien habló con medios locales.
La mujer relató que, antes de descubrir el hecho, le preguntó al personal del hospital por el paradero del feto y le dijeron que debía estar en la misma sala donde se encontraba su hija. Sin embargo, ella lo encontró en un tambo de basura.
En un video se observa cómo la mujer saca una bolsa plástica del bote de basura, la abre y encuentra el feto envuelto en papel. Luego lo guardó para llevarlo a su lugar de origen enterrarlo en un lugar digno.
«Yo pedí que me explicaran por qué lo tiraron a la basura, y un médico me dijo que para qué lo íbamos a llevar, si está muy chiquito. Pero ¿a él qué le importa? Tenían que entregarlo, porque no es un animal lo que tiraron», reclamó la madre visiblemente afectada.
Autoridades hospitalarias se pronuncian
Las autoridades del Hospital General Atlántida se disculparon con la joven madre y su familia, y aseguraron que el protocolo establece que, si el feto tiene más de 21 semanas, debe ser llevado a la morgue para que los familiares lo reclamen.
La doctora Silvia Bardales, directora del centro asistencial, aclaró que el feto lanzado al basurero tenía 16 semanas, y aunque no justifica esta acción, reconoció la falta de comunicación del personal hacia la joven madre y su familia.
Bardales indicó que el feto fue lanzado por una estudiante de enfermería a quien expulsaron del hospital porque no está capacitada para ejercer ese oficio.