En noviembre de 2023, el puerto de Cortés se convirtió en el escenario de un hallazgo que alarmó a toda la región: 493 kilogramos de fentanilo incautados, suficientes para «inundar Centroamérica», según el ministro de Seguridad, Gustavo Sánchez.
Este hecho marcó un punto de inflexión en la lucha contra esta droga, cuya penetración en Honduras y el resto del continente generó una alerta sin precedentes.
El fentanilo, un opioide sintético de diseño, supera a la morfina y la heroína en potencia y letalidad.
Mientras estas últimas son consideradas drogas tradicionales, el fentanilo se consolida como un recurso popular y de fácil acceso en las calles de Estados Unidos, donde representa el 70 % del consumo global.
Sus presentaciones incluyen pastillas, gotas, rociadores nasales y polvo, y su producción ilegal se dispara en laboratorios clandestinos de Asia, África y América Latina. Honduras no es la excepción en esta crisis.
Redes criminales hondureñas en la mira internacional
En lo que va de 2024, nueve hondureños acusados de traficar fentanilo en territorio estadounidense fueron capturados en su país natal.
A siete ya los extraditaron, incluso después de que Honduras denunciara en agosto el tratado de extradición.
En San Francisco, California, las autoridades identificaron un preocupante incremento de operadores hondureños en la distribución de esta droga, exacerbando la alarma en la región
Nuevas rutas
El factor sorpresa sigue siendo la principal herramienta del narcotráfico. Las mafias diversifican sus rutas para el transporte del fentanilo, utilizando vías alternas por el Atlántico y el Pacífico.
El descubrimiento de 48,600 ampollas de la droga en un barco que llegó a Honduras desde el Reino Unido es una muestra clara de esta estrategia.
Honduras, ante ello, creó la coalición para combatir los precursores químicos utilizados en la fabricación de drogas sintéticas.
Este organismo cuenta con el apoyo de expertos de México. Sin embargo, la magnitud del desafío requiere la participación de múltiples sectores.
“El continente americano enfrenta una amenaza sin precedentes con la llegada del fentanilo. ‘Se están abriendo las puertas del infierno!’, advirtió Gustavo Mata, exministro de Seguridad Pública en Costa Rica.
El impacto regional
América Latina y el Caribe enfrentan una expansión alarmante del fentanilo. Desde México hasta Brasil, el opioide encuentra mercados emergentes.
Mientras, en Honduras, ciudades como Tegucigalpa y San Pedro Sula ya reportan casos de consumo creciente.
La vulnerabilidad regional se agrava por la falta de estrategias integrales y la proliferación de precursores químicos.
Un esfuerzo conjunto
Expertos insisten en que el éxito de esta lucha también depende de la colaboración regional y del fortalecimiento de las instituciones nacionales.
El avance del fentanilo en Honduras y América Latina evidencia una crisis que trasciende fronteras.
La lucha contra esta droga sintética exige un enfoque integral y una colaboración sin precedentes entre países, para detener una epidemia que amenaza con cobrarse miles de vidas en la región y el mundo.