En 2024, el dengue se ha convertido en una amenaza regional que rápidamente puede transformarse en un problema estructural, advierten los expertos Carlos Malamud y Rogelio Núñez Castellano del Real Instituto Elcano.
El brote actual comenzó en el verano austral en el Cono Sur y luego se extendió a través de los Andes.
Con la llegada del verano al hemisferio norte, se prevé que el virus se reactive en México y que su incidencia aumente en América Central, donde ya es elevada.
A pesar de que la época de mayor incidencia del dengue suele ser a finales de año, Guatemala declaró una emergencia sanitaria a nivel nacional en abril debido a la epidemia, que ya había causado 12 muertes y más de 17,000 casos en lo que iba del año, 4.9 veces más que en 2023.
Para el mes de junio, Honduras siguió el mismo camino tras un aumento en hospitalizaciones y muertes, mientras que Panamá acumulaba más de 5,000 casos.
Expansión
En la segunda mitad de 2024, se espera que el virus se expanda aún más en México, América Central y el Caribe, coincidiendo con la temporada de mayor circulación del dengue, impulsada por el calor y las lluvias.
Por ejemplo, en México, los casos aumentaron un 468 % anual, superando los 65,000 casos, mientras que República Dominicana registró 7,574 casos hasta el 31 de mayo, un incremento significativo respecto al año anterior.
Honduras hasta la fecha registra aproximadamente 70 muertes por dengue y más de 65,000 casos en 2024.
A pesar de que en las últimas semanas ha habido una tendencia a la baja en los casos, aún se reportan entre 5,000 y 8,000 nuevos casos cada semana.
«El dengue avanza, no da tregua, todo indica que superaremos los 70 mil casos. No hemos visto un descenso para alegrarnos. La tendencia es al alza», dijo Carlos Umaña, médico.
Esfuerzos
Los gobiernos enfrentan serias limitaciones para controlar la propagación del dengue, ya que factores ambientales como el aumento de las temperaturas y los eventos climáticos extremos, exacerbados por el fenómeno de El Niño, escapan a su control directo.
El cambio climático, con sus temperaturas más altas y lluvias intensas, crea un entorno propicio para el desarrollo de mosquitos y la proliferación de criaderos.
Sin embargo, las políticas públicas pueden jugar un papel crucial en otros aspectos, como la inversión en investigación y el desarrollo de vacunas, además de la formación de capital humano en el sector sanitario.
La coordinación regional también es esencial, aunque la falta de estructuras e instituciones de integración regional dificulta la implementación de mejoras y buenas prácticas en la lucha contra el dengue.
«Este brote es el más grave en términos de casos y muertes todo como reflejo de las serias consecuencias del cambio climático, que aumenta las lluvias y, con ello, la proliferación de mosquitos», explica el epidemiólogo Tito Alvarado.
¿Vacuna?
En octubre de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el uso de la vacuna TAK-003, desarrollada por la farmacéutica japonesa Takeda.
Esta vacuna, basada en una versión debilitada del virus del dengue, fue precalificada por la OMS en mayo, un proceso que evalúa su calidad, seguridad y eficacia.
La OMS sugiere administrarla a niños de 6 a 16 años en regiones con alta carga de dengue y transmisión intensa.
«La vacuna no soluciona el problema porque es exclusiva para prevenit, no resuelve el problema. El dengue no se pasa de persona a persona», dice Umaña.
Frente a este desafío creciente es imperativo que los países de la región fortalezcan sus sistemas de salud, mejoren la coordinación internacional y adopten medidas efectivas para controlar la propagación del dengue.
Solo a través de un esfuerzo conjunto y sostenido se podrá enfrentar esta crisis de salud pública y proteger a millones de personas en América Latina.